28 noviembre 2010

Diez Palabras del Desenvolvimiento - Introducción

Las palabras básicas para el Desenvolvimiento Espiritual son las siguientes:
  1. Callar
  2. Escuchar
  3. Recordar
  4. Comprender
  5. Saber
  6. Querer 
  7. Osar
  8. Juzgar 
  9. Olvidar
  10. Transmutar
Podemos interpretar el hecho de que el texto del curso no hace más referencias a estas palabras como que su significado es el literal y que describen un proceso lineal de desenvolvimiento. Literalmente, cada una de esas palabras significa algo claro para hacer. Por ejemplo, callar es no hablar; escuchar, prestar atención; recordar, traer algo a la memoria; etc.

Como desarrollo lineal, la sucesión de esas palabras implicaría precedencia de unas sobre otras, sin retrocesos. En este contexto hay que distinguir dos aspectos del desarrollo lineal. En un sentido relativo, sí hay aspectos lineales. En un sentido absoluto, los desarrollos lineales no se observan en el proceso de nuestro desenvolvimiento.

En el contexto de las diez palabras y en el entorno de la conducta, existe una precedencia lineal. Es necesario que callemos, tanto el hablar vocal como el mental, para poder escuchar. Para comprender necesitamos recordar. Para querer, primero tenemos que saber nuestras opciones. Para osar, necesitamos querer dentro del contexto conocido y así reconocer los límites de ese contexto. Recién podemos juzgar con validez cuando hemos osado contemplar un contexto mayor que el de nuestros puntos de vista habituales. Y para transmutar necesitamos dar vuelta la página personal de nuestros recuerdos –olvidar su carácter particular– y así asimilarlos a un contexto más universal.

Es así como, en el entorno de la conducta, las diez palabras configuran una ascética que promueve nuestro desenvolvimiento. Pero una ascética aplicada a la conducta, si bien necesaria, no nos basta para ampliar nuestra conciencia más allá de las concepciones de la cultura que define esa ascética. Podemos lograr gran compostura sin por eso salir de los límites de nuestros prejuicios e ideas hechas. Esta cerrazón mental suele llevarnos a sentirnos seguros de que “estamos llegando” a nuestro objetivo espiritual, sin darnos cuenta de que, por ejemplo, el hecho de Osar tomar una decisión no significa que hayamos Comprendido la situación que motivó nuestra decisión y que esa decisión sea atinada.

Si bien el desarrollo de la conducta puede ser lineal en algunos aspectos, el de la conciencia no lo es. No dejamos nada atrás, todo sigue estando en nosotros mientras ampliamos nuestro estado de conciencia. El desenvolvimiento espiritual no es lineal; la evidencia nos muestra que no por haber comprendido algo sobre nuestra conducta, no volveremos atrás y no actuaremos como si no lo hubiéramos comprendido.

Por esta razón, al considerar las diez palabras, además de referirlas a lo que hacemos, las estamos relacionando con la noción que tenemos de nosotros mismos y de nuestro entorno; es decir, las referimos a nuestro estado de conciencia. En el entorno de la conciencia, las diez palabras configuran una mística que actúa directamente en nuestra noción de ser. Es bueno entonces que nos detengamos en la distinción entre la idea de deber ser y la de llegar a ser.

Deber ser supone la existencia de un modelo de desenvolvimiento que habría que alcanzar basado en una idealización que, en realidad, generamos por extrapolación de lo que para nosotros puede ser la perfección. La dificultad de este enfoque es que nuestra idea del modelo último –o de la perfección– siempre provendría de nuestra conciencia imperfecta, ya que no estamos en la meta del desenvolvimiento sino en camino hacia ella. Y lo estamos no sólo nosotros individualmente, sino que también lo están nuestras concepciones y creencias, ya que son producto de nuestra mentalidad actual.

Es frecuente que la idea de deber ser de acuerdo con un modelo de perfección idealizado impregne no sólo nuestra ascética mística, sino también nuestra noción de ser, y esto abata nuestro ánimo. Como debemos ser algo ideal, por más que nos esforcemos siempre vemos una distancia insalvable entre lo que somos y el ser ideal que deberíamos ser. En vez de prestar atención al proceso de ampliación de nuestro contexto, visualizamos lo que debemos ser en un marco ideal, fuera de los límites de nuestro ser. Es inevitable, entonces, que vivamos con un sentido de culpa que no podemos desarraigar y con la carga de no poder realizar lo que más anhelamos.

Por otra parte, si nuestro modelo de perfección es ideal, cerramos la posibilidad de desenvolverlo y, con eso, ponemos una valla a nuestro propio desenvolvimiento. Además, esta visión del deber ser suele volvernos discriminatorios, dogmáticos e intolerantes. Por supuesto, es indiscutible que necesitamos modelos, si bien no perfectos en sentido absoluto, tan expansivos como podemos concebirlos desde nuestro estado de conciencia actual; esos modelos son los reales que sí podemos alcanzar. También es indiscutible que necesitamos una moral para ordenar nuestra conducta hacia nuestro objetivo. Pero, para adelantar espiritualmente, necesitamos contextuar nuestros modelos y nuestra moral dentro de la línea del desenvolvimiento de nuestro estado de conciencia.

Si acompañamos la ascética de dominio sobre nuestra conducta con una mística de expansión de nuestra conciencia, internalizamos la ética y, paulatinamente, nuestra conducta responde en forma espontánea al sentido de participación e inclusión que desarrollamos. En el contexto del desenvolvimiento espiritual podríamos decir que nuestro ser actual es un llegar a ser.

No llegamos a ser como quien llega a un objetivo final, sino al estadio que comenzamos a transitar en el momento de mirar más allá de nosotros mismos y de nuestros intereses inmediatos. Desde este punto de vista, desenvolvernos es un continuo llegar a ser, un proceso de comprensión por inclusión, acompañado de la plenitud implícita en cada avance que hacemos sobre el contexto que nos contiene y nos define.

Como continuo, llegar a ser es, simplemente, ser ahora, en el eterno presente. No nos es posible ni ser lo que fuimos ni ser lo que todavía no somos. Somos ahora. El quid del ser ahora es el contexto de nuestro ahora. Cuanto más abarca el contexto de nuestro ahora, más expandida es nuestra conciencia de ser.

Esta visión de nuestro desenvolvimiento engarza las diez palabras de tal manera que todas ellas están no sólo relacionadas, sino que son inseparables. La primera palabra está tan próxima a la siguiente como a las demás. No podemos transmutar sin callar, y recién cuando callamos nuestras ideas hechas podemos transmutar en conciencia las enseñanzas que nos brinda la vida.

La aplicación de las diez palabras, como ascética y como mística, a nuestro empeño por desenvolvernos, nos ayuda a saber quiénes somos, cómo queremos vivir, en qué queremos devenir; nos da tanto un marco como una línea de trabajo para lograr nuestro anhelo.

Aun si ignoráramos esta línea de trabajo eventualmente nos desenvolveríamos; bastaría que nos dejáramos llevar por la vida de la mano del tiempo. Pero si nuestra vocación es expandir plenamente nuestra conciencia, las diez palabras nos señalan la intención, la actitud, la conducta y el campo de trabajo –nuestro estado de conciencia– que nos orientan hacia ese fin de manera más expeditiva y con menos sufrimiento.

... Continua ...  (Callar - Escuchar)

Principios Fundamentales de Cafh

Principios fundamentales
Los seres humanos tenemos derecho a ejercer la libertad de pensar, sentir y decidir sobre nuestra vida sin interferencia de otros.

El ejercicio de la libertad es básico para el desenvolvimiento humano y nos da innumerables posibilidades; entre ellas, la de asumir compromisos con nosotros mismos, con los demás y con Dios. Una vez que asumimos compromisos, el ejercicio de la libertad consiste en cumplirlos con fidelidad.

El derecho a la libertad implica responsabilidad en el ejercicio de esa libertad. El desarrollo de la  responsabilidad hace que el ejercicio de la libertad dé frutos de paz y felicidad.

Comentarios
La enseñanza de Cafh tiene como objetivo ayudarnos a expandir nuestra conciencia con una visión actualizada de la vida y del mundo. La expansión de la conciencia desarrolla, entre otros valores, el sentido de responsabilidad.

La Renuncia es la base de la enseñanza de Cafh y la enseña a través de la Ascética de la Renuncia y la Mística del Corazón.

La aceptación de la limitación de nuestro entendimiento y la voluntad de desarrollar la  comprensión de nosotros mismos, de la vida y del mundo, son las bases firmes de nuestro camino de desenvolvimiento.
Con estos postulados y principios fundamentales Cafh promueve nuestro desenvolvimiento espiritual.

Cafh se brinda sin discriminación a todos los seres humanos para estimular su desenvolvimiento. Sus enseñanzas se expresan a través de las instituciones patrocinadas por Cafh y, particularmente, por la manera en que sus miembros las aplican en sus vidas.

Cafh no tiene las respuestas últimas ni tampoco la solución a los problemas del mundo, pero provee medios para desenvolver una humanidad más armónica y contribuir al advenimiento de una religión universal en la que se armonicen los principios fundamentales de las diferentes creencias actuales.

Postulados de Cafh

Postulados
Cafh tiene los siguientes postulados:
El principio fundamental del universo –Dios– trasciende nuestra comprensión actual.

Por tener conciencia –percepción inteligente de nosotros mismos y de nuestro campo de acción– y voluntad –capacidad de proponernos objetivos y de realizarlos– los seres humanos tenemos innumerables posibilidades respecto de nuestro desenvolvimiento.

Los miembros de Cafh sostenemos que desenvolvernos espiritualmente es nuestra tarea fundamental y que, a través de nuestro desenvolvimiento espiritual, podemos llegar a conocernos a nosotros mismos y comprender nuestra relación con la vida, el mundo y lo divino.

Los miembros de Cafh sostenemos que aplicar fructíferamente lo que aprendemos es
nuestra forma de participar con la sociedad y, así, lograr paz y felicidad para nosotros y
generar paz y adelanto para la humanidad.


Comentarios
Cafh nos ofrece un camino de desenvolvimiento apto para todos, para que podamos realizar nuestras posibilidades según nuestra voluntad y nuestras características.

Llamamos tener vocación espiritual a aplicar nuestra voluntad a desenvolvernos espiritualmente.
Como recalcamos la responsabilidad y la capacidad individual de aprender, no nos adherimos a dogmatismos irreductibles ni nos sometemos a personalidades carismáticas o de otra índole.

Cuidamos no confundir la jerarquía de funciones con la superioridad de unas personas sobre otras. Por esto, los miembros de Cafh no nos catalogamos como Maestros y discípulos. La búsqueda de lo divino es individual; quienes emprendemos esa búsqueda somos compañeros de camino.

25 noviembre 2010

Historia de Cafh - Parte 2

Tercera Etapa

La tercera etapa abarca desde 1963 hasta 2005 y se distinguen en ella cuatro períodos.

El primer período abarca desde 1963 hasta 1976.
El 8 mayo de 1963, Jorge Waxemberg fue elegido para dirigir a Cafh. Jorge Waxemberg nació el 14 de julio de 1929 en Tucumán, Argentina. Efectuó sus estudios en Rosario y obtuvo el título de arquitecto en 1952. Ingresó a Cafh en 1947; en 1953 participó en la fundación de la primera Tabla de Comunidad de varones y vivió en comunidad hasta 1963.

Jorge Waxemberg recibió de Don Santiago, desde 1953 hasta el fallecimiento de éste en 1962, consejo espiritual e instrucción sobre religiones, ascética mística y conceptos fundamentales de la enseñanza de Cafh. Además, acompañó a Don Santiago en sus frecuentes viajes para asistir a la obra de Cafh, incluso en el viaje
que Don Santiago hizo para encontrarse con miembros de Cafh en Brasil y atender asuntos particulares en Italia.

Durante su función en la dirección de Cafh, Jorge Waxemberg se unió a la labor de los miembros de Cafh en la expansión de la obra de Cafh y, especialmente, a aquéllos que estuvieron dispuestos a trasladarse con sus familias y sus comunidades a lugares distantes para llevar la obra de Cafh a otros pueblos del mundo. Como resultado de este trabajo mancomunado, en 1976 había más de 200 Ordenados, y 150 Tablas entre las de Solitarios y de Patrocinados en 15 países.

El segundo período va desde 1976 hasta 1992.
En 1976 hubo en Argentina un cambio político de profunda trascendencia social.
Se instaló una dictadura militar que ejerció el poder durante 7 años. La pérdida de la libertad de reunión y de expresión, sumada a la persecución y el asesinato de quienes no se sometían a esa represión, afectó sensiblemente la labor de los miembros de Cafh en Argentina. Las fuerzas militares se instalaron en las propiedades de las Comunidades de Embalse y San Ignacio, intervinieron sus instituciones, coartaron sus medios de subsistencia y cerraron sus colegios.

También hubo que cerrar las comunidades de Santa Fe y de San Ignacio. Si bien algunos Ordenados y Ordenadas de esas Tablas emigraron a otros países, quedaron en Embalse y San Ignacio Ordenados y Ordenadas que continuaron la vida de comunidad a pesar de la ocupación militar y de las difíciles circunstancias que tenían que afrontar.

Las reuniones y actividades de las Tablas de Argentina continuaron efectuándose con las limitaciones propias de la situación que sufría toda la población, algunas con riesgo de vida para quienes las efectuaban. Muchas de esas reuniones se tuvieron que hacer en forma privada, cada miembro de Cafh en su domicilio, siguiendo el horario y los temas de la reunión.

En 1983 retornó la democracia a Argentina, las actividades de Cafh se reanudaron con renovado fervor en ese país y las comunidades de Embalse y de San Ignacio volvieron a florecer. Concentraron su labor en recuperar sus medios de subsistencia, en reparar las instalaciones que habían quedado muy deterioradas y, especialmente, en la atención de retiros para los miembros de Cafh, tanto en las casas que para ese efecto hay en las comunidades como en las que hay en otros sitios de Argentina.

Ya para esta época había varias Comunidades más en varios países. Respecto de las Comunidades de matrimonios, no se dieron las condiciones para que fuera viable su reactivación.

El tercer período va desde 1992 hasta 1999
Jorge Waxemberg trabajó en equipo con los miembros de Cafh para tratar todos los asuntos de Cafh, tanto respecto de la asistencia a sus miembros como de sus obras, sus enseñanzas y las ideas fundamentales a exponer y desarrollar en la obra de Cafh. La interacción de los equipos provee la retroalimentación que nutre, enriquece y orienta la obra de Cafh.

Sobre la base de esta retroalimentación se basaron las enseñanzas sobre la vida espiritual y las pautas para el desarrollo de la obra de Cafh, de los Mensajes anuales y las alocuciones de Jorge Waxemberg.

Además de los temas de la renuncia, la oración y los ejercicios ascéticos, las enseñanzas tratan el de las relaciones como sustrato del desenvolvimiento en todos los órdenes. Integran la idea de la relación a la del trabajo del grupo y a la de hacer equipo, como un medio efectivo de participación en todos los aspectos de la vida.

Además, asocian esta participación concreta al proceso del desenvolvimiento espiritual y al desarrollo de la noción de ser. En el mensaje de 2002 leemos: “No tenemos fundamentos para pensar que nuestra relación con Dios pueda ser mejor que la que tenemos entre nosotros. La mística que podemos experimentar no puede ser de una naturaleza diferente de la relación que tenemos con la humanidad de la cual somos parte.”

Las enseñanzas también definen los principios, los postulados y la doctrina de Cafh. Los Mensajes Anuales exhortan a hacer una ciencia de la labor espiritual, a aplicar buen discernimiento en la evaluación de las experiencias subjetivas, a mantenernos abiertos a las nuevas ideas y los adelantos en el conocimiento, a
armonizar lo que sabemos con nuestra manera de vivir y nuestras prioridades. También transmiten la idea de realización continuamente renovada en contraposición a la del ideal de una realización final. Explican que nada es final en la vida, que darnos cuenta de que cada momento contiene una posibilidad a realizar nos fija en el aquí y el ahora y que el eterno presente es el único campo que tenemos para desenvolvernos.

Asimismo, los Mensajes exhortan a vivir la Mística del Corazón y detallan este proceso de expansión de la conciencia a la luz de las diez palabras del desenvolvimiento espiritual. La Mística del Corazón no está reservada a seres especiales sino que es inherente al desenvolvimiento de cada uno de nosotros.

Las alocuciones tratan varios temas. En relación con el autoritarismo en las relaciones personales y en la labor de consejo, exhortan a respetar la libertad individual en las decisiones personales. Respecto de la prevención y anticipación de los conflictos, exhortan a reconocer la diversidad en la vida humana y a integrar armónicamente las diferencias. Respecto de los prototipos y los arquetipos en la visión de los ideales que anhelamos realizar, instan a lograr una espiritualidad libre de ideas hechas, abierta al misterio de lo desconocido. En cuanto a la Obra de Cafh, invitan a que sea más el resultado de las vidas que de las palabras de sus miembros, que sea la expresión de su desenvolvimiento.

El cuarto período va desde 1999 a 2005
En 1999 se aprobaron cambios al Reglamento de 1949 para adaptarlo a las diferentes características, situaciones y modos de vida de los miembros de Cafh y a los cambios que había sufrido la sociedad durante los más de 50 años de vigencia de ese Reglamento. A principios de 2005 había 56 Tablas de Ordenados y 420 Tablas entre las de Solitarios y de Patrocinados en 21 países. En mayo de 2004 Jorge Waxemberg anunció que el año siguiente se retiraría de su función en la dirección de Cafh. Consecuentemente, se retiró de ese cargo el 22 de mayo de 2005.

La Cuarta Etapa
El 22 de mayo de 2005, el Sr. José Luis Kutscherauer fue elegido para dirigir a Cafh. El Sr. José Luis Kutscherauer nació en Cruz del Eje, Provincia de Córdoba, Argentina, el 12 de agosto de 1943. Se graduó en la Universidad de Córdoba de médico-cirujano. Ingresó a Cafh en 1961 y en 1973 se incorporó a la Comunidad de San Ignacio en Córdoba, Argentina, donde ocupó diferentes funciones hasta 1979.

En 1977, durante la intervención militar a las Comunidades de Argentina, fue designado para atender a la persona nombrada como interventor en las mismas. Se encargó de realizar las diferentes negociaciones, visitas a las Comunidades y de asistir a sus miembros durante el proceso de la intervención militar.

En 1979 se trasladó a Costa Rica donde tuvo la función de dirigir a las Comunidades allí establecidas: fue Delegado de la Tabla de Ordenadas de Comunidad hasta 1989 y de la de Ordenados de Comunidad hasta 1997. Desde 1983 hasta 1992 desempeñó la función de asistir a los miembros de Cafh en Costa Rica como Delegado de País de las Tablas de Patrocinados y Solitarios.

A partir de 1979 se incorporó al trabajo social iniciado y sostenido con recursos generados por las Comunidades de Costa Rica. Fue elegido director de estas actividades hasta el 2005. Dentro de la zona de influencia de las Comunidades enfocó la ayuda social hacia las siguientes áreas:
  • Alfabetización de adultos
  • Apertura de un dispensario de atención médica gratuita.
  • Orientación familiar a vecinos y empleados.
  • Colaboración para realizar trabajos de infraestructura en las poblaciones vecinas como pavimentación de 25 km. de carretera, construcción de puentes, electrificación de la zona, instalación del tendido telefónico, servicio de agua corriente.
  • Colaboración en la construcción de templos de diferentes religiones.
  • Creación de bibliotecas para dos poblaciones vecinas.
  • Donación de tierras e instalaciones para escuelas y campos de deportes.
  • Donación para atención médica especializada en casos en que se requiere tratamientos que no cubre la medicina social del país.
  • Becas para estudios secundarios y terciarios.
  • Desarrollo de viviendas para empleados.
  • Desarrollo de proyectos empresariales con el objeto de emplear mano de obra en zonas rurales o de bajos recursos.
Desde 1981 hasta el 2005 realizó diversas tareas de asistencia a miembros de Cafh en Venezuela, México, Costa Rica, Colombia y España. Desde el año 2000 hasta el 2003 desempeñó la función de asistir a la Comunidad de San Ignacio, y desde el 2003 al 2005 formó parte del equipo que asiste a todas las Comunidades. Fue miembro de la Junta Directiva de la Asociación Cafh en Costa Rica y hasta 2005 se desempeñó como consultor tanto en la Asociación Cafh de Costa Rica como en la Fundación Cafh Argentina.

Como director de Cafh, José Luis Kutscherauer continúa guiando la labor espiritual que comenzó hace más de 70 años, cuando Don Santiago se reunió con el primer grupo de miembros de Cafh en Buenos Aires, Argentina. Estas siete décadas han sido de una increíble expansión de un trabajo que comenzó con un reducido número de personas que dedicaron sus vidas a realizarlo. En la actualidad, encontramos a Cafh en localidades de las Américas, Europa, Israel y Australia, en las que miembros de Cafh continúan trabajando unidos, apoyándose unos a otros, comprometidos en una labor interior de expansión de la conciencia.

                                                                              Texto tomado del Curso "La Obra de Cafh"

21 noviembre 2010

Historia de Cafh - Parte1

¿Cuál fue el origen de Cafh y cuáles sus raíces históricas?
Si buscáramos los antecedentes más antiguos de Cafh tendríamos que rastrear en la sabiduría egipcia, en la influencia de esa sabiduría sobre las escuelas iniciáticas y filosóficas griegas, en la inserción de ese saber en la cultura judeo-cristiana y en la labor de las Órdenes Secretas o Esotéricas, especialmente de las Órdenes que fundaron los caballeros cristianos en tiempos de las primeras cruzadas, cuando tomaron contacto con los sabios de oriente. A lo largo de siglos, estas Órdenes conservaron y transmitieron, dentro del contexto del  pensamiento occidental, lo fundamental del conocimiento de los antiguos y lo revelado a seres con gran desenvolvimiento espiritual.

La finalidad de las Órdenes era estimular el desenvolvimiento espiritual de sus miembros en particular e impulsar el adelanto humano en general. En el siglo XVIII, antes de la revolución francesa, estas Órdenes se dividieron entre las partidarias de la monarquía y las que  favorecían las ideas liberales. Las primeras eran cerradas, herméticas. Las segundas promovieron cambios sociales, políticos e ideológicos; en buena medida forjaron las sociedades de la actualidad.

Por otra parte, hubo dentro de las Órdenes grupos que centraron su trabajo en el desenvolvimiento espiritual del individuo. El número de sus miembros era reducido; la relación entre instructores y discípulos era directa, personal, y trabajaban en forma ignorada por el medio.

Los antecedentes más cercanos de Cafh se remontan a estos grupos de labor espiritual, cuya enseñanza estaba influida principalmente por la ascética-mística cristiana.
La historia de Cafh, tal cual la conocemos hoy, comienza cuando Santiago Bovisio – Don Santiago—, emigrante italiano, llega a Argentina y comienza su labor espiritual infatigable.

Don Santiago nació en Bérgamo, Italia, el 29 de septiembre de 1903. Cursó estudios formales en escuelas en Vigévano y estudios religiosos en la congregación pasionista de Cameri, provincia de Novara, a unos 94 kilómetros de Turín. Don Santiago perteneció, en Venecia, a una Orden Esotérica, a la cual él llamaba La Orden, cuyos miembros, según narraba, desaparecieron casi en su totalidad durante la devastación de la segunda guerra mundial. En esa Orden efectuó estudios sobre ascética-mística. Al terminarlos, se encaminó a América con el propósito de realizar una obra espiritual. Llegó a Buenos Aires en enero de 1926.

En Buenos Aires Don Santiago se casó y formó una familia con Amelia Taccagni, quien lo acompañó a lo largo de su vida. Durante sus primeros 10 años en Argentina, Don Santiago trabajó para difundir su visión de la vida espiritual. Dio conferencias, escribió en publicaciones y organizó actividades para el adelanto humano; ya para 1937 había conocido a personas dispuestas a acompañarlo en la obra espiritual que anhelaba brindar a la sociedad. Con ellas formó el primer grupo de Cafh.

La palabra Cafh tiene raíces antiguas y varios significados; por ejemplo, es la undécima letra del alfabeto hebreo. También figura en el Tarot como la carta La Fuerza, simbolizada en la figura de una mujer que sostiene las fauces de un león. Para los miembros de Cafh, la palabra Cafh simboliza el esfuerzo del alma para alcanzar la unión con Dios. Al mismo tiempo representa la presencia de lo divino en cada alma.
En la historia de Cafh, desde 1937 a 2005, se pueden distinguir varias etapas.

Primera Etapa
La primera etapa va desde su fundación, el 3 marzo de 1937, hasta mayo de 1949. Durante este tiempo Cafh se rigió por un reglamento provisional preparado sobre la idea de que Cafh contaría con un número reducido de miembros. El hito más importante de esta etapa es la elección de Don Santiago para dirigir a Cafh, el 28 de octubre de 1945. Durante esa etapa los miembros de Cafh trabajaron con el criterio de efectuar una labor espiritual individual, interior, y de permanecer ignorados por la sociedad, un criterio similar al de la Orden europea, de la cual procedía Don Santiago.

La enseñanza de Cafh, transmitida por Don Santiago, daba su visión del desenvolvimiento espiritual, el devenir humano, las grandes religiones, la ascética mística cristiana, además de las enseñanzas tradicionales de las escuelas esotéricas acerca del mundo astral y del mental. La ascética mística se basaba en la oración, la meditación, el autodominio y la práctica de acciones rectas.

Segunda Etapa
La segunda etapa va desde 1949 hasta el fallecimiento de Don Santiago en 1962, a raíz de un accidente automovilístico. En esta etapa podemos distinguir dos períodos. El primer período abarca desde junio de 1949 hasta 1955. En junio de 1949 los miembros de Cafh comenzamos a regirnos por un Reglamento permanente. Este Reglamento establece tres categorías de miembros para responder a las características de las personas, a la manera en que quieren orientar sus vidas y al compromiso que desean tener con la obra de Cafh de acuerdo con sus votos. Estas categorías son las de Ordenados, de Solitarios y de Patrocinados. Con la adopción del Reglamento de 1949 y la creación de las categorías, Cafh dejó de ser una Orden Secreta. Las casas de comunidad y de retiro, y la creación de instituciones y de obras patrocinadas por Cafh, hicieron explícita su existencia. Además, Don Santiago exhortaba a transmitir a la sociedad las ideas de Cafh y a admitir a Cafh a todo aquél que deseara su desenvolvimiento espiritual.

La primera Tabla de Ordenados fue de miembros mujeres que viven en comunidad. Se fundó en Embalse, Argentina, el 6 de noviembre de 1949. Esta comunidad fundó un colegio y atendió retiros para la categoría de Solitarios. El 13 de junio de 1953 se fundó en La Plata, Argentina, la primera Tabla de Ordenados varones que viven en comunidad. Tres años después, en 1955, ya había en Argentina 39 Ordenados y 17 Tablas entre las de Solitarios y las de Patrocinados.

Respecto de la enseñanza, Cafh conservó el legado de las Órdenes Esotéricas europeas en algunas de sus ideas, en su simbología y en su ceremonial; también conservó nomenclaturas tradicionales de las Órdenes de Caballería cristianas. A las enseñanzas del período anterior –1937-1949— Don Santiago añadió enseñanzas sobre teología, filosofía, historia humana y, especialmente, presentó la idea de la renuncia como sustrato de la enseñanza de Cafh.

Además, en el curso El Buen Camino dio, con términos simples y claros, un enfoque práctico del desenvolvimiento espiritual y de la ascética-mística.

Desde el punto de vista espiritual, a este período lo podemos llamar de recogimiento. Fue un tiempo dedicado a la vida interior, a la meditación y a la oración para provecho nuestro y para bien del mundo. Los miembros de Cafh contribuían al bien común tomando distancia respecto de las vicisitudes cotidianas para lograr serenidad y discernimiento, y así colaborar con provecho en una labor necesaria en el medio en que nos movíamos.

El segundo período va desde 1955 hasta 1962.Don Santiago brindó la enseñanza a través de sus escritos en general y, particularmente, a través de sus Mensajes Anuales y de su ejemplo de vida.

Si bien Don Santiago fundó Cafh inspirado en la tradición de las Órdenes europeas, desde el primer momento manifestó –y lo escribió en 1937, en el curso Desenvolvimiento Espiritual— que se entraba en una época nueva, que iban a ocurrir grandes cambios en la sociedad, que se descubrirían posibilidades insospechadas hasta ese momento e instaba a mirar hacia adelante. Sobre esta visión y la labor interior ya realizada por los miembros de Cafh, el Mensaje de 1956 orientó el camino místico, de introspección y oración, hacia un enfoque más amplio, que abarque la sociedad y la condición humana: instó a participar. Enseñó que la participación con las almas –con todas las almas— es la esencia del amor. El Mensaje de 1957 exhortó a realizar y a transmitir la idea de la renuncia e hizo más explícito el significado de la participación al explicar sus dos sentidos: por un lado, participar compartiendo con los demás la riqueza espiritual que descubrimos a través de nuestra comprensión y nuestras experiencias y, por otro, participar aprendiendo lo bueno y aplicable que encontremos en las nuevas ideas y los descubrimientos que aparecen en la sociedad.

El Mensaje de 1960 contextualizó la Mística del Corazón diciendo que había que apoyarla en un conocimiento riguroso, para evaluar con mayor claridad las experiencias interiores y nuestras creencias, ya que la evaluación que podemos hacer basándonos sólo en nuestras experiencias subjetivas tiende a juzgar más las impresiones que recibimos que los hechos tal como ocurren.

El Mensaje de 1961 aclara más este enfoque, instando a distinguir entre la fe y la comprensión de qué es lo cierto, a no confundir la verdad con experiencias místicas subjetivas ni con teorías sobre la vida sobrenatural. De esta manera, impulsa a aplicar el método científico, especialmente el concepto de verificación, a la vida espiritual.

En relación con la enseñanza, Don Santiago pensaba que ya no había esoterismo conocimiento accesible sólo a escogidos o iniciados), que lo que se consideraba saber esotérico ya se había divulgado y estaba al alcance de todos. Decía también que las que se denominaban enseñanzas esotéricas debían responder al rigor científico, que las que no podían probarse tenían que tomarse sólo como teorías posibles pero no definitivas. Enseñó, además, que el avance en el conocimiento científico no sólo no se opone a las ideas religiosas y espirituales, sino que las amplía y fundamenta. Por esa razón, si bien enseñó lo que sabía y lo que percibía por sus dotes intuitivas y psíquicas, advirtió que, de lo que él transmitía, sólo se tomara como cierto lo que fuera evidente o verificable para cada uno.

Para Don Santiago la fe no consistía en aseverar que esta o aquella creencia es cierta, sino en la certeza profunda de que uno, como ser humano, tiene en sí mismo la capacidad de realizar innumerables posibilidades y de responder a las preguntas fundamentales de la vida. Éste es el espíritu de las enseñanzas de Cafh: se ofrecen como material de trabajo, no como artículo de fe.

Don Santiago explicaba que Cafh es una idea y una obra abiertas y adecuadas a los nuevos tiempos que él anticipaba, en los que el conocimiento sería accesible a cualquier persona en forma irrestricta.

Durante este período el número de miembros de Cafh continuó aumentando. En 1962 había 66 Ordenados y, entre Tablas de Solitarios y de Patrocinados, había 32 Tablas en Argentina, cinco Tablas en Brasil, una Tabla en Chile y una Tabla en Venezuela.

                                                                              Texto tomado del Curso "La Obra de Cafh"
 .............  Continua (Parte 2).

06 noviembre 2010

El Poder de DAR las GRACIAS

Seguramente tienes un concepto de dar GRACIAS que has adquirido inconscientemente de acuerdo a valores familiares y también del medio ambiente en que fuiste criado.

Por lo tanto es un concepto no elaborado voluntariamente, sino más bien aceptado como parte de una costumbre o protocolo de convivencia social.

¿Sabías que el dar GRACIAS es una herramienta poderosa para crear una familia feliz o para tener éxito en los negocios, o en tu comunidad?

Pocas personas saben esto, pero cuando despiertan a la conciencia del poder de dar gracias, sus vidas toman un giro diferente.

Agradecer es una poderosa herramienta de crecimiento personal. Es una manera de crear mejores relaciones personales y de crecer en los negocios.

¿Agradeces en tus negocios? ¿Y en tu familia, en tus relaciones en general?

¿Sabes que hay una técnica para decir gracias?

Cuando digo esto no me refiero al agradecimiento formal, “Gracias por su visita o Gracias por su compra”. Sino a una técnica para desarrollar tu negocio y tu vida.

¿A cuántas personas mirando a los ojos le diste gracias hoy?

El primer síntoma de un buen agradecimiento debe ser el placer de hacerlo, debe generarte gozo en tu corazón. Debe responder a una actitud mental positiva.

Agradecer de este modo crea una situación de alegría, y la necesidad de quien recibe tu agradecimiento a retribuirte de algún modo. Agradecer de este modo contribuye a la creación de equipos de trabajo fuertemente motivados para el éxito común.

Cuantas personas, al recibir un regalo, dicen “no te hubieras molestado” eso no es saber decir gracias, quien sabe agradecer, tiene técnica para agradecer, te dirá “muchas gracias por este regalo, por haber tenido tiempo para pensar en mi, aprecio profundamente tu regalo. Agradecer es una manera de dar.

Agradece siempre, independientemente de lo que recibas a cambio y veras como esta ley comienza a funcionar.

Nunca lo hagas con el interés de esperar algo a cambio, no funcionará. Debes ser sincero y generar en ti y en el otro el placer de dar y recibir gracias. Debes decirlo desde el corazón, de forma clara.

Ten cuidado, muchas veces no encontrarás lo mismo del otro, NO IMPORTA, lo haces para dar y no para recibir, que eso no te atemorice o inhiba, agradece desde tu autoestima, firme y claro. No esperes nada a cambio.

Agradecer es un arte que muy pocas personas desarrollan.


Tomado de http://www.gestiopolis.com/organizacion-talento-2/poder-oculto-detras-decir-gracias.htm

08 octubre 2010

La Obra de Cafh

Cafh tiene como misión participar en el desarrollo de la Mística del Corazón. “Para ello reúne a las almas destinadas a ella y nos brinda la asistencia y los medios para que gradualmente desenvolvamos la misión que nos toca cumplir. 

Las almas destinadas a Cafh desenvuelven la Mística del Corazón a través de la práctica de la Ascética de la Renuncia, según su nivel de compromiso para desenvolverse y disposición a participar en la obra de Cafh.

Hay ciertos puntos básicos que explican la forma en que llevamos a cabo la obra de Cafh:

  • La reunión de almas de Cafh forma su Cuerpo Místico, que está constituido tanto por personas que viven sobre la Tierra como por almas que moran en el mundo astral.
  • La obra de Cafh se lleva a cabo y se manifiesta en el mundo a través de su Cuerpo Místico; es decir, a través de todos los recursos de que disponemos como seres humanos: los cuerpos, las almas, las posibilidades, las capacidades, los bienes, la generosidad, la capacidad de empatía de sus miembros, entre otros.
  • La obra de Cafh, que es el desarrollo de la Mística del Corazón, está constituida tanto por la obra interior –la expansión de la conciencia— como por la exterior —las acciones orientadas hacia el bien común— que los miembros de Cafh realizamos en nosotros y en la sociedad.
  • La fuerza creadora que produce el adelanto de las almas y la realización de la obra de Cafh, deriva de los bienes intrínsecos al ser humano; si bien los bienes materiales son medios secundarios a la realización de la obra de Cafh, cuando son consecuencia de esa fuerza creadora se convierten en sostén y amparo de obras de bien para la sociedad.
  • La riqueza beneficiosa y duradera reside en la búsqueda de lo divino en la propia alma y en cultivar el amor al prójimo a través de una vida orientada hacia el bien común; quien cuenta con esta riqueza desarrolla la capacidad de generar los bienes espirituales, intelectuales y materiales necesarios en cada momento de su vida, para su bien y para bien de la sociedad. Por esto Cafh promueve un desarrollo integral del ser humano.”

Texto tomado de  La Obra de Cafh

27 septiembre 2008

Relación y Vida Espiritual


La vida espiritual se asienta fundamentalmente sobre el amor y éste depende del carácter y nivel de las relaciones. Las relaciones son la trama de la vida; desenvolverlas en forma consciente y metódica es aprender a amar a través de una labor que incluye todos los aspectos de la vida y que transforma el vivir en un arte. Vida espiritual y arte de vivir son, entonces, dos maneras de referirse a lo mismo. Sin embargo, el término “vida espiritual” generalmente se asocia más con una creencia que con el hecho de vivir, sin tener en cuenta que la vida de cada uno no es aislada, que vivimos en relación, no sólo con otras personas y con el medio, sino en relación con el Mundo, el tiempo y el misterio de no saber quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Y, especialmente, que vivimos en relación con el principio fundamental del Universo que llamamos lo Divino o Dios.

El Arte de Vivir la Relación – Jorge Waxemberg

Vivir Conscientemente

"La elección fundamental que una persona hace es qué hacer con su vida. Esta elección se hace no sólo con miras a como ganarse la vida. Hay un resolución más profunda que la elección de una profesión, una que afecta todas nuestras decisiones. Es la elección del nivel en que vivimos. Esta determinación involucra cada parte de nuestra vidas y cada elección que hacemos."

Vivir Consientemente - Jorge Waxemberg